Del 5 de junio al 17 de julio de 2020 se proyectan en el Art House Zinema las sesiones aplazadas debido al COVID-19 del ciclo de cine dedicado al director japonés Kenji Mizoguchi, en versión original subtitulada en castellano.
Aforo limitado según la normativa vigente en el día de la proyección. La reserva se realizará por la vía telefónica exclusiva y obligatoriamente (tlf: 94 415 50 97) en la misma fecha de la proyección para la que se solicite esta, pudiendo realizarse desde las 9:00 hasta una hora antes del comienzo de la sesión. No podrán realizarse reservas antes del día de la proyección. Se podrán reservar hasta dos asientos por persona, a las que se les asignará un número. Uso de mascarilla obligatorio.
Continuación del ciclo de cine:
«Kenji Mizoguchi. El cineasta que respetaba a las mujeres» (Del 5 de junio al 17 de julio)
5 de junio, 19:00:
«Cuentos de la luna pálida»
Kenji Mizoguchi
Japón, 1953, 96’
Título original: Ugetsu monogatari
Guion: Matsutaro Kawaguchi, Yoshikata Yoda
Música: Fumio Hayasaka, Tamekichi Mochizuki, Ichiro Saitô
Fotografía: Kazuo Miyagawa (B&W)
Protagonistas: Machiko Kyo, Masayuki Mori, Kinuyo Tanaka, Mitsuko Mito
Genjurô y Miyagi son dos aldeanos sin fortuna que viven a la orilla del lago Biwa, de la provincia de Omi, durante el Japón feudal del siglo XVI, afectado por las guerras civiles. Uno trabaja de alfarero y sueña con hacerse rico, y el otro aspira a ser un samurái reconocido.
Basado libremente en un par de clásicos relatos fantásticos tradicionales y en un cuento de Guy de Maupassant –y considerado por Eric Rohmer, entre otros, como uno de los films más bellos en la historia del cine japonés–, Ugetsu es una fábula sobre los peligros de la vanidad y la ambición. “Como ocurre en Rashomon, el punto de partida es un período de guerra intestina y la aventura de un puñado de individuos en medio de la violencia y la convulsión, pero combinando los elementos del más puro folclore con la realidad. En esta extraña y hermosa obra los fantasmas –los amistosos y los vengativos–, las señales mágicas y los rituales, coexisten con el mundo visible” (Gavin Lambert).
12 de junio y 10 de julio, 19:00:
«La emperatriz Yang Kwei-fei»
Kenji Mizoguchi
Japón, 1955, 98’
Título original: Yôkihi
Guion: Matsutaro Kawaguchi, Masashige Narusawa, Yoshikata Yoda, Doe Ching
Música: Fumio Hayasaka
Fotografía: Kohei Sugiyama
Protagonistas: Machiko Kyô, Masayuki Mori, Sô Yamamura, Eitarô Shindô
En la China del s.VIII, el Emperador está llorando la muerte de su mujer. La familia Yang quiere dar al Emperador un consorte para consolidar su influencia en la corte. El general An Lushan halla trabajando en su cocina a un familiar lejano del Emperador, e intenta emparejarla con él.
Primer film del cineasta en color y de una belleza visual sobrecogedora, La princesa Yang Kwei Fei se basa en un poema chino del siglo VIII. Tiene, en la historia de amor entre un emperador y una plebeya, el aire de una leyenda (…) Lo notable es que, llevando su sistema a un grado culminante, Mizoguchi contrapone los elementos de ‘la novela del corazón’ con la más brutal guerra de clanes, intereses palaciegos y miseria de los poderosos. El resultado logra ser, así, una sublime historia de amor y, al mismo tiempo, una visión terminal del poder político, en la que ambas líneas se aniquilan mutuamente. La película fue rodada en Hong Kong en los famosos estudios Shaw Brothers.
19 de junio y 17 de julio, 19:00:
«La calle de la vergüenza»
Kenji Mizoguchi
Japón, 1956, 85’
Título original: Akasen chitai
Guion: Masashige Narusawa (Novela: Yoshiko Shibaki)
Música: Toshiro Mayuzumi
Fotografía: Kazuo Miyagawa (B&W)
Protagonistas: Machiko Kyô, Ayako Wakao, Michiyo Kogure, Aiko Mimasu
«El País de los sueños», un burdel situado en un barrio de Tokio, atraviesa una difícil situación, ya que el Parlamento está a punto de aprobar una ley que prohíbe la prostitución. Retrato de la vida cotidiana de diversas prostitutas: aquellas a las que las circunstancias obligaron a comerciar con su cuerpo, pero también aquellas otras que intentan abandonar ese medio de vida
En su última película, Mizoguchi realiza un sutil pero potente retrato de la vida cotidiana de diversas prostitutas, mujeres a las que las circunstancias obligaron a comerciar con su cuerpo, algunas de las cuales intentan sin éxito abandonar ese medio de vida. “La siniestra música electrónica regresa a la banda de sonido sobre el final, logrando un efecto de fatalidad circular. Mizoguchi parece estar convencido de que a la tragedia de una mujer le seguirá inevitablemente la de otra” (Keiko I. McDonald).