Lanak se articulan como una serie de acciones basadas en dar voz al espacio: trabajar desde los emplazamientos acuáticos como un organismo y el análisis de su impacto. A través de Lanak me centro en la materialidad de la voz desde una dimensión no verbal y su resonancia con la arquitectura invocando aquello inmanente. La metodología de Lanak consiste en realizar primero un inventario fonológico de los espacios a través del cuerpo (y la voz) y sus posibles permutaciones que daría como resultado la edición de unos registros a modo de “biblioteca de sonidos”. Este registro serviría como repertorio y testigo de las performances, base de la propuesta que quiere ser transferida en laboratorios y encuentros experimentales con una posible audiencia. Hacer cómplices a las personas participantes imprimiendo también sus voces sobre los espacios y así deformarlos.
Mi propósito es construir una gramática vocal, espacial y emocional a partir de ejercicios corporales con el aparato fonador y respiratorio que rigen los acentos, el volumen de voz, la entonación, la velocidad o el ritmo. Adoptar todo tipo de sonidos fisiológicos y emocionales, como son el llanto o la risa, la guturalidad, el gruñido, el balbuceo, el susurro, el grito, y también las pausas o los silencios, elementos que conforman el paralenguaje que se encuentra en todo acto comunicativo. Se aparece por tanto, como estadio incipiente del habla, previo incluso a la onomatopeya. Una llamada a una comunidad ancestral donde prevalecen las formas del ritual desde la intensidad, el deseo y la metamorfosis mediante el canto y la danza.
En la residencia planteo dar lugar a una serie de pruebas, exploraciones, testeos, escuchas, ejercitando una receptividad que necesita concretar sus materiales y posiciones para ir hacia una rede!nición de los cuerpos y de las paredes, su arquitectura común. Intercambiar los roles. Me planteo una experiencia en la cual las voces y los cuerpos sean las propias paredes, definiendo los espacios y la vida del centro en el futuro. En su naturaleza vibracional, esas paredes se tornan líquidas y se mueven con otras vibraciones que se suman a posteriori. La búsqueda, performativa y escultórica, se acaba reflejando en algo similar al guión de una ceremonia o una liturgia sin culto.
Para este periodo de residencia me propongo recoger los materiales acumulados con el proyecto SSSSS (2020),
un vídeo que es el resultado de la performance privada de nadar y cantar la Costa Brava, y convertirlos en una pieza escénica. Esta experiencia tiene un previo en 2018, en el que por tres meses visitaba a diario la montaña de Montjuïc desde el mar. En ese tiempo, concentrado a esa tarea, se gestó Es que ahora no puedo, que inicialmente fue una exposición performada en la galería etHALL de Barcelona. El trabajo en el mar es lo más parecido que he tenido nunca al trabajo en estudio, es en el único lugar en el que consigo centrar la atención en mi cuerpo más allá de las performances. Aún con todo quiero traducir las formas de la performance a un trabajo escultórico y gráfico.