Programa experimental de mediación: «Se necesitan 30 personas para construir una montaña», Jara Roset

A lo largo de tres encuentros en enero de 2025, la Sala URIBITARTE40 de BilbaoArte ofrecerá el programa experimental de mediación «Se necesitan 30 personas para construir una montaña» de la mano de Jara Roset en el marco de la exposición «Nadie puede compartir el sabor de la menta», gratuitamente previa inscripción.

Información práctica:

Fechas: Jueves 16, 23 y 30 de enero
Horario: 17:30 – 19:30 h
Aforo: 15 personas (gratuito previa inscripción a partir del 2024.11.26 a través de bilbaoarte@bilbao.eus)
Lugar: Sala URIBITARTE40
(Paseo de Uribitarte, 40. 48009 Bilbao).

Señalar una cosa para darla a conocer, la distingue de otras y permite su recuerdo. Apunta con su dedo al cielo y sigue la trayectoria de una gaviota pasando por encima de su cabeza. El movimiento que hace el dedo al seguir una paloma no es el mismo que realiza con un gorrión. Un movimiento aéreo que repercute a tierra.

En el contexto de la exposición, Jara Roset realizará tres talleres de trabajo y pensamiento vehiculados a través de su texto:

Hacia un cuerpo, sensible, aterrizado, escalado.
Percibir es ya estilizar.
Porque la percepción es siempre acción y la acción
en este caso se vuelve praxis, es decir, se niega a las
abstracciones de lo útil y no admite el sacrificio de los
medios al fin, de la apariencia a la realidad.
La prosa del mundo.

Merleau-Ponty

Se necesitan 30 personas para construir una montaña es un encuentro en tres sesiones. Formaremos un grupo de trabajo donde experimentaremos con el cuerpo y la mirada para levantar y visualizar imágenes. Al apuntar hacia el cielo, otras miradas se elevan. Se intenta distinguir el motivo del alzamiento.

JARA ROSET (Madrid, 1998). En su deriva desarraigada por nacer una ciudad que es incapaz de recorrer en un día actualmente reside en Bilbao. Su práctica artística se imbriga en su vida cotidiana ya que ser sensible hacia un mundo es su forma de acceso a lo real para conocer, hacer y estar. La eco-ansiedad que siente le lleva a querer entender el porqué de las distancias entre las acciones androgénicas, sus consecuencias sobre el territorio y la afectación de estos cambios sobre las experiencias vitales de otras personas.

Orientarse hacia una ecología sensible le sirve para acercarse y aterrizar sobre su mundo. Jara cree que la estética es capaz de generar un desplazamiento en las personas. Sensibilizarse con un mundo es aproximarse a él, es desvelar capas de lo real y es generar empatía. Cuando explora estas inquietudes lo hace acompañado y en dialogo con otros, porque no quiere ni entiende el porqué de hacerlo solo. Para ello aproxima su cuerpo a los objetos, los lugares y las imágenes.