Estado líquido es un laboratorio de ficciones en formato audiovisual. El proyecto se encuentra en un permanente estado de investigación y tiene como propósito disolver el uso de los efectos digitales propios del software; estos son sustituidos por recursos plásticos y analógicos que se superponen rayan la película, generando nuevos significados y alcanzando un lenguaje propio y autónomo en permanente mutación. El proceso no deja de ser un constante ejercicio de deriva, experimentación, aleatoriedad y obsesión que en su aparente devenir caótico halla y asume un significado que es encontrado sorpresivamente por error, certeza e intuición. A pesar de las variantes obtenidas, en la mayoría de estos ensayos reina un mismo sustrato pues coinciden en éste el desafío a la lógica, el ritmo desconcertante, la tecnología nihilista, la actitud desobediente, el tono jocoso y la estética grotesca. Finalmente, el proyecto se ha decantado por ensalzar el proceso como forma de expresión artística, mostrando el truco sin tapujos y jugando a evidenciar los pasos seguidos.
Beatriz Sánchez es dibujante, performera, creadora audiovisual, y actúa desde distintos frentes en relación al análisis del impacto que origina en nosotros el discurso heteronormativo y la sociedad de la información. A través de distintas estrategias y técnicas, a Beatriz tanto le da poner en cuestión las figuras subjetivadas del ciudadano responsable y el deseable social incitándonos a convertirnos en “desobedientes cibiles”; como posibilitar una reflexión-acción del efecto cosificador que sobre la mujer ejerce la sexografía para hombres; o en concordancia con el anhelo cyberpunk realizar una indagación práctica de las posibilidades [no previstas] que ofrecen las redes sociales virtuales para descorporeizar la identidad y travestirse en una personalidad paralela con capacidad para interactuar con otras identidades digitales y generar historias imposibles.