Una figura negra se coloca al lado de otra figura negra que ya estaba previamente sobre el tablero. Ahora que están juntas, trabajan, como unidad, contra otras fichas blancas también unidas. Si una se queda sin salida y debe abandonar el juego, lo harán todas las que estén unidas a esta.
Debido a la importancia en su trabajo de las construcciones mentales y cómo estas nos conforman a través de la contaminación continua de lo que nos rodea, la experiencia en un entorno como Japón da pie a una investigación centrada en la fragmentación del individuo a partir de conceptos que se incorporan a mi imaginario de una manera intuitiva y parasitaria. Toma como punto de partida el juego del GO a través del cual ideo un lugar de acción donde los grupos de fichas que lo componen actúan como elementos fragmentados de un mismo individuo. La investigación acaba incorporando el origami, debido a que a través de sus pliegues pueden velarse los cuerpos y ocultar en ellos otros paisajes y otras figuras. Un ejercicio introspectivo donde el movimiento se conforma no sólo como una realidad física, sino como parte de las fluctuaciones psíquicas de la conciencia.
Raquel Algaba es graduada en Bellas Artes por la UCM de Madrid y posee un Master en Arte por la Facultad de Bellas Artes de Sevilla. Su obra ha sido expuesta en el Museo Barjola de Gijón, en el CEART de Fuenlabrada o en la Neomudéjar de Madrid, entre otros. Sus figuras habitan un espacio liminal entre lo mental y lo físico tratando de reflejar el estado fragmentario del sujeto contemporáneo cuya condición inestable le mueve a organizarse como si su cuerpo o su identidad pudieran reformularse, recambiarse o reponerse.