URTZI IBARGUEN

No hay incendio sin cenizas

Vestigios de una cultura contemporánea es un proyecto artístico que surge del estudio y la investigación de la relación de la sociedad y la tecnología. El desarrollo de los nuevos medios de la información y la comunicación junto al incesante progreso tecnológico han creado un estado efervescente del conocimiento que son las principales razones de una constante necesidad de progreso social. Esta relación se acaba definiendo en una necesidad, un estado de ansiedad social donde lo de hoy ya es viejo y lo de ayer ya es historia.

Así, este proceso creativo surge desde este punto para desarrollar un pensamiento critico en la relación entre lo tecnológico y lo social a partir de un proyecto escultórico. Procesualmente el proyecto se desarrolla a partir de la deslocalización de las tecnologías de fabricación digital a partir de su disolución mediante materiales más tradicionales como la cera, la madera, la lana, el bronce o la cerámica. Así, surge un grupo de obras que remiten a lo antropológico o lo arqueológico a partir de restos, símbolos y construcciones que funcionan como un “fake”. El “fake”, que en este caso refiere a la re-creación neutra, prescinde de la copia o la imitación al carecer de objeto/cosa al que copiar, para desvelar, desde una perspectiva actual, lo que deben ser los restos de algo que podría no tener pasado o esencialmente, la sensación emocional de una historia del presente o un pasado constante.

El núcleo del proyecto reside en ese imaginario que surge de este grupo de piezas y que se va construyendo tanto individual como colectivamente a partir de diferentes referencias cercanas a la antropología, la arqueología, la historia o la memoria. De tal forma, las conductas sociales contemporáneas con un fuerte fundamento ideológico (saber qué) y tecnológico (saber cómo) que caracteriza el presente se van diluyendo en la indefinición a través de cierta maestría técnica y estética, invitándonos a seguir interrogándonos y reflexionar sobre la esencia última de las cosas. Sean cuales sean las respuestas, se da una narrativa visual que remite a todo presente como pasado, enriqueciendo el imaginario icónico como un sustrato simbólico del conocimiento, aunque todavía no hayamos pasado de la mera especulación. Son piezas que se hacen memoria pero no despejan la duda sobre quienes son los verdaderos agentes de la historia.

No hay incendio sin cenizas se presenta como una continuación de este proyecto desarrollado y presentado en la Fundación BilbaoArte entre el 2016 y el 2017. Siguiendo el mismo punto de partida plantea una evolución hacia nuevas formas que, esta vez, se centran en lo arquitectónico, un campo de acción vinculada al templo y asu vez, a la fe y las creencias. De esta manera, el objetivo principal de esta ayuda será la de crear un nuevo grupo de piezas que formarán parte de la exposición individual que realizaré en la sala Oxford de Zumaia a principios del 2024.